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Un azulejo, ejemplo de Amor





                   Queridos hermanos y hermanas de la  Agrupa-  sigáis caminando en esa misma dirección, sigáis haciendo
            ción de la Flagelación de Cristo:                  hermandad, sigáis entregando amor a los hermanos, por-
                   Agradezco  profundamente  vuestra invitación   que es esa y no otra, la verdadera identidad de un hijo de
            para aportar mi colaboración, en esta entrañable revista,   Dios, de un cristiano, de un verdadero devoto y seguidor
            ya tradicional en el panorama cuaresmal y cultural carta-  de Jesús de la Flagelación.
            genero; y os lo agradezco doblemente, ya que, a pesar de   Que Él siempre os ilumine, con hachotes de amor
            mi marcada convicción marraja, siento un especial cariño   en vuestro caminar por las calles de Cartagena en Semana
            hacia esta Agrupación que, en sí misma, por vuestra forma   Santa, y con la luz de la fraternidad, de la fe, de la esperan-
            de ser, por vuestro demostrado aprecio y principalmente   za y del amor en vuestro caminar cristiano.
            por esa magnífica imagen nacida de la gubia de Mariano    Gracias por hacerme sentir parte vuestra, como
            Benlliure, que relata a la perfección uno de los momentos   un hermano de esa entrañable  Agrupación, veterana y
            más dramáticos en la Pasión de Cristo, promueve en mi   querida, de nuestro bendito Cristo de la Flagelación.
            corazón un fresco caudal de sentimientos, todos encami-
            nados a buscar la mirada triste pero hermosa de nuestro
            Cristo, nuestro precioso Cristo de la Flagelación.                         Fernando Gutiérrez Reche
                   Una mirada que, gracias a Dios y a vuestra gran                        Párroco de la iglesia de
            labor, desde hace un año, también podemos contemplar              San Antonio María Claret (Los Padres)
            y admirar, en un bellísimo azulejo realizado por el artista
            Francisco Zabala, y que luce hermosa en la  fachada de la              Capellán de la Cofradía  Marraja
            calle Real, de la Iglesia de San Antonio María Claret (cono-
            cida popularmente como “Los Padres”), de la que tengo el
            honor de ser Párroco.
                   Desde antes, pero especialmente a medida que se
            iban efectuando todas las gestiones llevadas a cabo para
            la colocación de este azulejo en la fachada de la iglesia, se
            me fue dando la oportunidad de conocer un poco más de
            cerca vuestras inquietudes, vuestros entusiasmos y  vues-
            tra capacidad para el trabajo en equipo, abanderados por
            un gran presidente D. Pedro Ayala Gallego,  quien trabaja
            hasta lo indecible por esta Agrupación a la que tanto quie-
            re, y quien con su buen hacer, su cariño y el vuestro, ha
            hecho que esta Parroquia y este Párroco sean un poco más
            de vosotros, abiertos a vuestras esperanzas, dispuestos a
            haceros más cercana la Palabra del Dios que nos Salva, e
            implicados en vuestro vivir de cada día, con sus altos y
            bajos, con sus alegrías y tristezas…
                   Y es que este azulejo, no solo rezuma “amor del
            bueno”, como diría nuestro añorado Obispo emérito D. Ja-
            vier Azagra, sino que, además pone de manifiesto de nue-
            vo, el compromiso, como auténticos cofrades que sois, de
            promover la devoción a vuestro titular a través del culto
            y la divulgación de su imagen, que debe ser completada
            con el amor al hermano y la extensión de la Palabra Ver-
            dadera, que en silencio, proclama una y otra vez, nuestro
            Jesús Flagelado.
                   Soy consciente de que vuestro trabajo no se centra
            solo en Semana Santa; sé que vuestra labor social es ejem-
            plo digno de admirar y cultivar; sé que sois vosotros las
            manos de este Cristo Flagelado, no atadas, sino tendidas
            para repartir el bien del amor en su nombre. Por eso me
            gustaría aprovechar estas líneas de vuestra revista, para
            dirigirme a todos y cada uno de vosotros, mis hermanos
            y hermanas, quisiera que grabarais muy dentro vuestro,
            esa mirada hermosa de Cristo, ese gesto de entrega, de do-
            lor, de resignación. Quisiera transmitiros esa devoción del
            alma que reza a su paso cada Miércoles Santo, el amor de
            quien eleva una plegaria ante su mirada, y con ello, pedi-
            ros que, en su nombre, en nombre del “Dios del Amor”,
                                                                               Foto: Natalio Ruiz


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