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La Semana Santa hace 100 años:
esplendor y renovación
A comienzos del siglo XX la Semana Santa
se convierte en un fenómeno popular: tras la des-
trucción de la ciudad durante la Guerra Cantonal
llegó la gran expansión de la cuenca minera a finales
de la centuria, desarrollándose el Art Decó, y con él
aparecen los nuevos pasos y tronos de Semana San-
ta (con su particular estética colorista y floral), sien-
do la época de las grandes fortunas y de los grandes
mecenas del arte.
Será en los años 1920 cuando, tras la apari-
ción de prohombres como el conocido cónsul Fricke
o el alcalde Alfonso Torres, se crearon las agrupa-
ciones, que serían a largo plazo los entes que convir-
tieron el hecho pasional en una realidad modélica,
por su buena organización, su carácter popular de
base y las muchas rivalidades que entre ellas exis- Foto: Archivo Natalio Ruiz
tían, generando un espíritu de competencia que de ellos, con cirios artísticos y de gran valor, junto
vino a elevar el listón de los desfiles. Fueron creadas al sudario que precedía al trono del titular de la
en sus orígenes en el seno de las cofradías con el fin Cofradía. Principal novedad fueron dos parejas de
de que aquellas se hicieran cargo de los cuantiosos cornetas, que procesionaban junto al estandarte del
esfuerzos y gastos que originaban las procesiones, Prendimiento y San Pedro.
sobre todo, en temas como la música y los adornos,
dándoles a cambio mucha capacidad decisoria den- La constitución de las agrupaciones abrió
tro de un marco común de referencia que tendía a la una activa competición alrededor de la decora-
descentralización funcional. ción del trono y los vestuarios de los penitentes,
cada vez más numerosos. La Cofradía California
El mecenazgo, la organización de eventos, era cada vez más una estructura descentralizada,
los préstamos bancarios y la fuerte apuesta perso- apareciendo en aquel tiempo las agrupaciones de
nal de sus miembros fueron las claves de su éxito, la Oración del Huerto (1929); la Samaritana (1929); la
pues pronto se puso en marcha la renovación escé- Virgen del Primer Dolor (1929) de los Hijos de Ma-
nica de los desfiles, de forma que cada año se veían ría de la Casa de Misericordia; San Juan Evangelis-
cosas nuevas, al tiempo que la Semana Santa carta- ta (1931), los Granaderos (1932); San Pedro Apóstol
genera cobraba poco a poco una personalidad di- (1932) y la Santa Cena (1935).
ferenciada: los Californios eran en los años 20 muy
activos, apareciendo entonces los famosos tronos Será en estos años, cuando surja lo que en
de Luís de Vicente de La Oración y El Prendimiento, Cartagena se conoce como el trono de estilo cartage-
renovándose también el vestuario de los tercios de nero: de un elevado porte de dos cuerpos y ocho
capirotes: en 1930 estrenaron alumbrado en cuatro cartelas o candeleros en cada una de sus esquinas,
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