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Presentación de “El Flagelo”


                                número 31, año 2021




                    Buenas tardes, un año más estamos con to-         Ahora bien, si la globalización extiende la
            dos  ustedes  para presentarles la “Edición  31”, de   muerte, también hace arraigar la idea de la solida-
            nuestra revista el Flagelo.                        ridad mundial. El planeta – se ha dicho muchas ve-
                                                               ces – es nuestra casa común. Y la ciencia, despojada
                    Un año atípico-distinto por las circunstan-  de su orgullo, es el mejor remedio, antes bien, el
            cias que nos rodean, como pueden ver, esta presen-  único que poseemos para luchar contra la pande-
            tación la estamos realizando de forma virtual, el año   mia. Digo mal, porque no se trata de luchar, y ni
            próximo esperemos volver a nuestra edición en pa-  siquiera  de  ofrecer resistencia.  El  Covid  debe  ser
            pel como es habitual.                              derrotado, enviado al lugar donde se guardan los
                                                               malos recuerdos.
                    Vivimos, decía santa Teresa, “tiempos re-
            cios”. Y, en efecto, la pandemia actual nos cuestiona     Esta  situación  excepcional,  causada  por  el
            sobre  dos  aspectos  importantes de  nuestra época:   virus, nos afecta también a nosotros más allá de la
            uno es las consecuencias negativas de la “aldea glo-  salud. Por de pronto, no podemos celebrar la Sema-
            bal”;  otro, la vulnerabilidad del hombre moderno   na Santa, la pasión, muerte y resurrección de Cristo
            endiosado con los progresos de la ciencia.         y que tan arraigada está en nuestra ciudad. Tam-
                                                               poco podemos publicar nuestra revista El Flagelo,
                    El virus atraviesa las fronteras, obliga a las   como sería nuestro deseo. Al menos, claro  está, en
            naciones a encerrarse en su caparazón, separa a las   su forma habitual. Y cuando hablo de publicar me
            familias, distancia a los amigos. Una amenaza bioló-  refiero evidentemente a la edición tradicional. Quie-
            gica, cuyo origen es microscópico, convulsiona todo   nes amamos el libro impreso, y yo soy uno de ellos,
            el planeta. Hemos  pisado la luna, trasplantamos   valoramos el olor de la tinta fresca, el tacto suave del
            corazones, pero no somos capaces de hacer frente a   papel, la belleza de la encuadernación, todo aquello
            una enfermedad causante de millares de muertos.    que hace del libro un objeto singular, aunque sea re-
            Sin embargo, el hombre siempre ha sabido vencer    petido. Y quien dice libro, dice también revista. El
            los desafíos que le plantea la naturaleza. Y esta vez   Flagelo se ha distinguido siempre por su calidad ti-
            -llámese Pfeizer u otro nombre – también lo hará.   pográfica. Podríamos decir, sin presunción alguna,
            Por desgracia, en esa victoria dejaremos detrás nues-  que se trata de una revista “bien hecha”. Sin duda
            tro a muchos conciudadanos, familiares y amigos,   una edición digital tiene una mayor funcionalidad,
            hombres y mujeres de carne y hueso, con nombre     pero carece de ese encanto personal que conlleva la
            propio, imposibles de ocultar bajo frías estadísticas.  posesión de las letras con nuestras propias manos.

















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                                                         Foto: Fángel
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