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tensivo mi agradecimiento al resto de tus directivos de
            entre los cuales tengo amistad desde hace muchos años:
            Enrique Ros, Natalio Ruiz y desde hace pocos años con
            la flamante Nazarena Mayor 2014, Maripe, que días antes
            de su nombramiento quedamos para hablar con un café
            de por medio y que creo que debido a tu vacía agenda
            dejaremos para después de Semana Santa. Y por supuesto
            al equipo de coordinadores que hace posible esta publica-
            ción, cómo no Ángel Julio Huertas, Ana Isabel Ruipérez
            y Juan José Ruiz Montoya que además se encarga de la
            maquetación.
                   Aunque no está en la directiva querría tener unas
            palabras para alguien que si lo estuvo, María Victoria Botí,
            miembro de esta agrupación, y con quien en conversacio-
            nes mantenidas a lo largo de los años, he sentido siempre
            su apoyo incondicional a lo que empezaba a investigar so-
            bre los marrajos.

                   Pero hoy quiero tener un emocionado recuerdo
            para alguien en especial, ese no es otro que para quien ha
            sido  la primera persona que conocí  de esta agrupación
            y que ya no se encuentra entre nosotros, Luis Ruiperez.
            Para quien ha sido un hombre importante y querido en la
            agrupación y al que yo conocí siendo muy niño ya que era
            nuestro vecino de mis padres en Islas Menores. Los prime-
            ros años en los que mis padres me llevaban a ver las pro-
            cesiones californias, Luis siempre se acercaba y nos daba
            alguna postal. Ya de más joven cuando acudía con los ami-
            gos a ver las procesiones, si me veía entre el público, Luis   que ellos rellenan de forma manuscrita resultando real-
            siempre tenía un gesto amable y se acercaba a saludarme   mente entrañables. La Madrina del Tercio Infantil, Natalia
            y a preguntarme por mis padres, y por supuesto, me daba   Ruiz Cuesta, hija de mi amigo Natalio Ruiz y Francisco
            una postal. Recuerdos que permitidme hoy comparta con   Chueco Campillo, los dos de 9 años, nos cuentan sus vi-
            todos ustedes y haga que dedique de una forma especial   vencias, sus nervios en la procesión y sobre todo su sacri-
            la presentación de esta revista.                   ficio, como en el caso de Francisco, que tuvo una caída el
                                                               miércoles santo antes de salir de monaguillo, pero incluso
                   Recuerdo hace un par de años que le comenté a   con molestias consiguió aguantar toda la procesión hasta
            mi hijo Alfonso, cuando tenía siete años recién cumplidos,   llegar a la Iglesia.
            que esa noche iba a presentar una revista. Su curiosidad,
            propia de la edad, hizo que me preguntara lo que iba a ha-  Tras el espacio dedicado a los más jóvenes, per-
            cer. Le comenté que iba a leerles a unas personas mayores   mítanme que destaque algo que pasa inadvertido para
            lo que ponía en una revista. ¿Cómo si fuera un cuento? Si   casi todos los que tenemos en la mano un ejemplar de
            Alfonso, como si fuera un cuento. ¿Cómo el que me con-  cualquier revista de Semana Santa. Y precisamente no son
            táis mamá y tú por las noches antes de dormir? Si como   los artículos. Quiero dedicar unas breves líneas a los co-
            el de por las noches. ¿Y es que esas personas mayores no   merciantes de Cartagena. El comercio de la ciudad lleva
            saben leer solas? No, no... es que se hace así y se reía. He   colaborando con las cofradías y agrupaciones de la Sema-
            contado esta anécdota con anterioridad en otra presenta-  na Santa, bien con el fin de ayudar a sufragar desde hace
            ción pero no me resigno a no compartirla con ustedes. ¿Y   siglos los desfiles procesionales o bien las publicaciones.
            por qué? Porque me hizo darme cuenta lo importante que   Algunos forman parte de las propias hermandades, pero
            resulta crear  esos  primeros  vínculos  de  relación  de  esta   existen y han existido muchos otros que no y que cola-
            infancia que comienza a curiosear con las cosas de la Se-  boran de forma desinteresada. El otro aspecto que quería
            mana Santa. Eso que se hace desde el plano familiar, de ir   destacar es el de la imagen  fotográfica. Esta como otras
            creando una tradición es lo que las cofradías y las agrupa-  revista disponen cada  día más  de impresionantes  imá-
            ciones deben hacer con sus miembros más jóvenes, crear   genes ilustrando las publicaciones, en este caso rozando
            espacios de participación, lugares de encuentro, generan-  el centenar, y la calidad de las instantáneas va muy rela-
            do esos momentos en los que hacer partícipes a los más   cionado. Las más antiguas de archivos particulares y las
            pequeños en este para ellos aburrido mundo de mayores.   actuales realizadas tanto por miembros de la propia agru-
            Porque aún a sabiendas de que caigo en el tópico, recor-  pación como por profesionales. Además permitidme que
            dad que ellos son nuestro futuro, los que deben continuar   destaque el acierto de la imagen escogida para la portada
            con esta maravilla que son las procesiones de la Semana   y contraportada así como la de las páginas centrales. En
            Santa Cartagenera. Y en esto los niños californios tienen su   definitiva alguna de ellas podría por si sola formar parte
            propia procesión. Pero más allá de la procesión, en pocas   de un catálogo monográfico de fotografía sobre Semana
            revistas los niños tienen su espacio, su hueco. Un hueco   Santa.



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