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El Señor del Silencio
Dame el marro compañero,
Que tengo que desclavar al Cristo de los Mineros
Y no voy a «relevar».
No tengo miedo a las minas
Ni le temo a los barrenos
Porque conmigo camina
El Cristo de los Mineros
Sangrando por las espinas.
No necesitas sepulcro,
Que la galería te espera
Con los cirios de pirita
Y el sudario de galena.
(María Cegarra Salcedo)
Frontal trono C. Mineros 1A.
el Domingo de Ramos, con el Arca de la Alianza, y
Jueves Santo. Penumbra. Oración. entre los dos ángeles del Arca, la cruz de plata de la
Recogimiento. Silencio. Flagelación. Le seguirían los tercios del Santísimo
Cristo de Los Mineros y de la Santísima Virgen de la
Cae la tarde, como candela que ahoga su Esperanza. Cerrando el cortejo, el clero, el piquete y
llama en el pozo de cera. La penumbra envuelve el los hermanos de la Cofradía, que deberían vestir su
ambiente, toda una premonición de lo que espera. túnica encarnada con capuz y guantes negros.
No hay luz pero, cómplice de la historia, la luna llena
desafía a la noche, dejando esa brizna de claridad Para el Cristo de Los Mineros se formaba
para que los ojos vislumbren el acontecimiento. Todo un tercio de circunstancias: se usó el sudario negro,
acaba y todo empieza. Alguien morirá por nosotros bordado en oro, de la Flagelación; las túnicas de los
y, a renglón seguido, una nueva vida comenzará. penitentes del Prendimiento, de terciopelo rojo, y capa
de raso negro; los capuces, negros o encarnados; y los
Se oye el rasgar de las bisagras. Un sonido hachotes de La Cena con lámparas amarillas.
sordo, rítmico y anodino, marca la salida de los
penitentes. Luces que se mueven con vida propia El trono, la peana del Cristo de la Flagelación
marcan un camino que lleva a otra luz en las alturas. con luz amarilla en la tulipa, y el Santísimo Cristo de
los Mineros, que en aquel entonces sería el Cristo de
Es el Silencio. Una llamada a la reflexión, una la Fe de Mariano Benlliure, al que se le daba culto en
excusa para rezar. Y de repente aparece ante tus ojos la iglesia del Carmen.
el SEÑOR DEL SILENCIO, flotando como si nada lo
sustentara, precedido por una cruz, alumbrado por Acompañarían al trono la Mesa de la
carburos. Es él. El Cristo de los Mineros. Cofradía, las instituciones que representaban a los
mineros y empresas mineras que patrocinaban el
Corría el mes de febrero de 1956 cuando el evento.
Hermano Mayor Californio, D. Francisco Celdrán,
proponía al Cabildo una nueva procesión california A pesar de estar prevista su salida el Sábado
para el Sábado Santo, iniciativa que salió adelante con Santo, procesionó en la madrugada del Domingo de
gran júbilo por parte de los cofrades. Resurrección por las calles de Cartagena. En los años
siguientes, esta procesión desfiló a continuación de
Durante la Cuaresma de ese mismo año la procesión del Silencio en la noche de Jueves Santo,
se elaboraba, de una forma un tanto apresurada, como una procesión independiente. 45
el proyecto de esa procesión: el cortejo debería ir
encabezado por la guardia municipal y la policía En el año 1960 ambas procesiones se
armada; le seguirían los guiones y el sudario de unificaron en una sola, la Procesión del Silencio y
la Cofradía; tras ellos, dos filas de trompeteros, Santísimo Cristo de los Mineros, tal y como ha llegado
tambores, portabanderas de la agrupación de a nuestros días.
Ósculo, incensarios, las mazas de La Cena y las
mazas de la Virgen. Todo el grupo vestiría con la Un largo periplo que nace de la inquietud
túnica y el capuz de raso blanco del San Juan y capa de un sector de la ciudad por procesionar todo un
negra. Salía también el carro bocina, que lo hacía símbolo, la amalgama del sufrimiento de la mina