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La Fe y la presencia de la Iglesia
con los más necesitados
Una de las noticias que esperé tras el ingreso en el se quería comprar, su música preferida, o la comida que le
Seminario con más entusiasmo, era saber qué pastoral se gustaba. Poco a poco, no sé por qué, se fue estableciendo
me asignaría este curso. un vínculo especial con él, que ahora comprendo que era
por ser uno de los residentes más necesitados. Inconscien-
Cuando me enteré que iba a ir los viernes por la temente tendemos a apoyar más, a quien más lo necesita.
tarde a Jesús Abandonado, no podía suponer lo que su-
cedería tan sólo unos meses después. Era consciente de En octubre, Wert usaba silla de ruedas, y poco a
la dureza del trato con colectivos en riesgo de exclusión poco fui testigo de su evolución hasta poder caminar con
social, puesto que ya había trabajado con esos destinata- muletas. Tenía la ilusión de recuperarse para poder ir en
rios con anterioridad, y seminaristas que habían tenido la Navidad al Barrio de Santa Eulalia, donde había pasado
misma pastoral en años anteriores, así me lo habían comu- muchos años de su vida, y donde era conocido. Además,
nicado. A pesar de ello, siempre he entendido el trato con nos decía que tenía una tía que vivía allí, y con la que po-
los más desfavorecidos como algo vocacional. día pasar el hueco del día, hasta la noche, que volvería a
dormir a Jesús Abandonado. Fue, desde luego, un gran
Desde el principio me encomendaron acompa- acicate para él.
ñar de un modo especial a uno de los usuarios, llamado
Albert, o Wert. Un señor alemán de 52 años, y con tuber- Y lo consiguió, consiguió dejar la silla de ruedas,
culosis ósea y VIH. Llegaba s obre las 17:30 a Jesús Aban- y tener una cierta libertad de movimiento con la limitación
donado, y me ocupaba de él principalmente. Paseábamos de la enfermedad que padecía. Sin embargo, llegó la Navi-
juntos para que hiciera ejercicio y le acompañaba al baño dad, y empeoró su estado físico. No salió a pasear por su
y a la ducha. Luego, los voluntarios, preparábamos el co- antiguo Barrio, y se sentía oprimido por su estancia en la
medor, dábamos la cena, y pasábamos a ropería, hasta que residencia. Quería salir, pero no podía. No tenía a nadie
daba la hora del volver al Seminario. que se hiciera cargo de llevarle y traerle a Murcia.
No me comunicaron la enfermedad que padecía Otra circunstancia que le hacía estar de mal hu-
y su gravedad, hasta Navidad. De todas formas, conocía mor, era su dependencia a la metadona y a los ansiolíticos.
su pasado como toxicómano y exrecluso. Tampoco hacía Muchas semanas, la labor de los voluntarios era intentar
falta, los signos visibles de la misma, eran suficientes. Ha- calmar “el mono” que padecía hasta que el hermano en-
bía semanas en las que nos mandaban con otro usuario fermero de la Orden de san Juan de Dios, le daba la medi-
de Jesús Abandonado a Urgencias al Hospital, o a echar cación a la hora convenida.
un vistazo a expedientes de responsabilidad por errores
judiciales… esas semanas, no las pude compartir junto a Wert era lo que coloquialmente se llama un es-
Wert… píritu libre, y quería salir incluso del único sitio en don-
de había encontrado cobijo y cuidados en su vida. Hasta
Su trato era respetuoso y correcto, y manteníamos eso le oprimía. Su estado físico fue deteriorándose poco a
temas de conversación tan corrientes, como el coche que poco, y tras la Navidad, le encontramos peor.
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