Page 27 - El Cristo de la Flagelacion en la Historia de Cartagena - WEB
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hizo imposible la evacuación de la plaza por los sectores populares que habían hecho
             posible la resistencia: cuando muchos dirigentes abandonaron la ciudad a bordo del vapor
             Campilo algunos cientos de personas emprendieron bajo los sones de La Internacional
             una angustiosa marcha hacia Alicante con la ilusión de encontrar medio de transporte
             hacia el destierro. Pero, tal y como describe el escritor Max Aub en su obra Campo de
             Almendros, resultó insuficiente para evacuar a la multitud que se había dado cita en el
             puerto, siendo fácilmente apresados la mayoría de ellos.


                Tras dos largos días de angustia, incertidumbre y padecimientos, al anochecer del 29
             de marzo Fernando López Cantí, náufrago del Castillo de Olite y nuevo jefe de la Base
             Naval, saludó a los cartageneros con la siguiente alocución radiofónica:


                Al hacerme  cargo de  la Jefatura de  esta Base  Naval,  me  dirijo  a vosotros, pueblo
             de Cartagena, y os digo con profunda emoción: cartageneros, respirad tranquilos que
             Cartagena es de España y de Franco...


                En esos primeros momentos de incertidumbre la ciudad estuvo gobernada por un grupo
             de ex-cautivos y quintacolumnistas que nombraron una nueva corporación municipal, al
             frente de la cual figuraba Francisco Pérez Lurbe, que había sido curiosamente el primer
             alcalde de la etapa republicana. Le acompañaban los falangistas Miguel Martínez Segado,
             José García  Sánchez, José Sánchez Rosique, Saturnino  Álvarez  Ros, Inocencio  García
             Calvo, José Garrido Goicoechea, Agustín Sánchez Velázquez, Pedro López Lorenzo y Pedro
             Sánchez Meca (también alcalde en la etapa de Lerroux).

                El día 31 de marzo tuvo lugar la toma de posesión de Cartagena por los generales
             Saliquet, Jefe del Ejército del Centro; Solchaga, Jefe del Cuerpo de Ejército de Navarra;
             Alonso Vega, Jefe de la Cuarta División Navarra; y el teniente coronel Caballero, Jefe de la
             primera agrupación de la Cuarta División Navarra. Al frente de la Marina fue nombrado el
             Comandante General del Departamento Marítimo Ramón Agacino Armas.


                La ciudad fue militarizada desde la Comandancia Militar mediante sucesivos bandos
             que ratificaron el estado de guerra y decretaron el cese de la corporación, sustituida
             por una comisión gestora encabezada por Tomás Cerezo Muñoz, jefe local de Falange; y
             Pedro Roig López, Rafael de la Cerda, Pedro López Lorenzo, Arturo Gómez Meroño, Rafael
             Navarro  Mascaren,  Mariano Pascual de Riquelme, Antonio  Ramos Carratalá,  Miguel
             Martínez Segado y José García Sánchez, que fueron los que dirigieron todas las políticas
             de estabilización económica y también todo lo concerniente a temas de índole religioso,
             como era el caso de la Semana Santa.





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