Page 29 - El Cristo de la Flagelacion en la Historia de Cartagena - WEB
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lo caracterizan, comenzando el período que muchos llaman Los treinta años gloriosos,
             a pesar del persistente intervencionismo del Estado, en nuestro país no se dieron las
             condiciones idóneas para su desarrollo. Pronto se pudo ver que el modelo de autarquía
             económica, basado en rígidas reglamentaciones laborales y salariales, muy bajos niveles
             de consumo y de servicios colectivos y un estricto control político de las capas asalariadas
             no  funcionaba.  Las políticas sociales  trataban de conciliar  las exigencias del sistema
             económico  con las características políticas  de una dictadura: se  iniciaron  en  aspectos
             como el desempleo (1958), la negociación colectiva, la seguridad Social (Ley de Bases de
             1963), fiscalidad y servicios públicos.


                En el terreno de la acción social tuvieron un papel muy importante la acción
             privada mercantil y la voluntaria y de la Iglesia (ONCE, Cruz Roja, Cáritas...), por lo que
             no podemos hablar de servicios sociales en sentido moderno: la intervención social
             es concebida de un modo residual tanto en lo que se refiere a su organización (sin
             coordinación, nada descentralizado y orientado a satisfacer necesidades básicas), como
             en su financiación, basada en la caridad, los impuestos indirectos y la celebración de
             espectáculos.


                En este triste contexto, la Semana Santa traía a los cartageneros en aquellos lejanos
             años de la posguerra una brisa de aire fresco primaveral: la música comenzaba a sonar y las
             gentes se tiraban a las calles. Los titulares de prensa de aquellos años eran muy exagerados,
             no escatimando calificativos de alabanza hacia lo que suponían las procesiones para la
             ciudad: destacamos por su vehemencia aquel aparecido en El Noticiero de Cartagena el
             día 24 de marzo del 51, que rezaba así:


                ARTE, FE  Y  EMOCIÓN  HAN SIDO  LAS CARACTERÍSTICAS DE  LAS PROCESIONES
             CARTAGENERAS


                En esplendor, ritmo, armonía y belleza son las mejores del mundo cristiano.


                Dado el carácter transversal de la Semana Santa, que en Cartagena activa una parte
             importante del tejido económico y de la que participan de una forma u otra todos los
             ciudadanos, y su significado religioso, muy cercano a la nueva realidad política de España,
             las nuevas autoridades entendieron que su recuperación tras la Guerra podía ser muy
             importante para la ciudad, por lo que los primeros alcaldes hicieron todo lo posible para
             que se repusiera el patrimonio destruido, se reactivaran las agrupaciones y se fundaran
             otras nuevas. Es este espíritu el que se fue imponiendo en la Cofradía California, que se
             aprestaba a vivir una nueva etapa.





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